Por lo general, no hay nada más agradable que regresar al lugar en el que has soportado tus mayores penurias.
Enero
Fue durante una noche de enero que él se encontró a si mismo sentado en un taburete en un bar de las afueras. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que se había preguntado si ella era feliz. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que había pensado en ella o escuchado ese maldito CD. Aunque, de vez en cuando, se encontraba con alguna cosa que le recordase a ella.
Él esperaba que ella hubiese encontrado lo que andaba buscando.
Eric Campbell estaba manteniendo una conversación a base de susurros con el barman mientras el viejo hombre le deslizaba otra cerveza sobre la barra. La música hacia vibrar el suelo cuando Eric tomó su primer sorbo.
"¿Vienes por aquí a menudo?"
Él se dio la vuelta, sorprendido por esa voz suave pero áspera que provenía del asiento de al lado.
Él se la quedó mirando por un segundo, asumiendo que ella estaba ahí frente suyo. La sorpresa era evidente en los rostros de ambos y él sabia que, si alguien fuese testigo de esa situación, simplemente asumiría que eran dos viejos amigos que se reunían por primera vez en mucho tiempo.
Una pequeña sonrisa tiró de la comisura de los labios de ella.
Nada en ella había cambiado, a excepción de sus ojos.
Les faltaba algo, algo perdido en ellos que él solo había conocido durante esos pocos meses que había pasado a su lado, bailando en un vacío apartamento o quedándose despiertos hasta tarde para ver los documentales.
Los secretos en sus gélidos ojos azules se habían ido, ido cómo lo había hecho ella en el momento en el que él se había dado cuenta que esa chica había cambiado su vida.
Le tomó un momento encontrar su voz. Hizo acopio de todo su autocontrol para no aferrarse a ella y rogarle que no le dejase otra vez. Todo lo que él quería hacer era mirarla con asombro. Esa frágil y destartalada rubia había crecido para transformarse en alguien fuerte, que ahora se encontraba enfrente suyo con una sonrisita en sus labios. Una que había echado sumamente de menos.
"¿Usas esa frase para ligar a menudo?" Él sonrió en respuesta, encontrando el déjà vu del momento muy reconfortante. Ella se echó a reír por su acertado comentario y, por favor, de que manera había echado de menos esa risa.
Su nombre era Alaska Decany.
No Alaska como el lugar o ni siquiera como el seudónimo de esa cantante de los ochenta.
No era la chica que había tratado de suicidarse o la chica que había cambiado la vida de Eric Campbell.
No, solo Alaska, como muy bien ella diría.
Pero para Eric Campbell, cuando fue alguna vez sólo Alaska?
- THE END? -
This is the end.
Hold your breath
and count to ten.
This is the end.
Hold your breath
and count to ten.