Carry your world, I'll carry your world
Querida personita
inolvidable,
Por completa casualidad
llegaste a mi. Y ciegamente, nunca mejor dicho. Yo y mi imaginación jugábamos a
construirte un cuerpo, un rostro. Lo único que tenía claro era tu interior.
¿Irónico, no? Normalmente si conoces a una persona lo primero que ves, lo
primero en lo que te fijas son los ojos, el pelo o incluso la nariz. Pero en
realidad, no lo necesitaba.
Fuiste tu la que dio el
primer paso, con una duda. Me alegro de esa D que, lamentablemente, solucionó
el problema sin mi ayuda ya que yo pasé un poco de ella. Aún así, su blog me
enamoró y lo seguí. La veía a ella y a su amiga, su mejor amiga, con envidia.
¿Pero porque? Yo ya tenía a la mía, mi mentirosa particular. ¿Y estábamos contentas juntas. Porque narices
me sentía a sí respecto a vosotras dos? Supongo que nunca lo sabré en realidad.
Y con todo, llegó el
verano y abandoné un poco la actividad. Y al volver a conectar, me di cuenta
que todo había cambiado. Mi mentirosa ya no estaba. Y tu amiga estaba a punto
de hacerlo. Para cuando llegó el día, las dos sabíamos que debíamos hablar. Si
o si.
Empezamos con emails, no
tardamos en llegar a los chats online y, en el momento menos pensado, conocí tu
rostro. Y tu conociste el mío. Por primera vez, sentí que era algo diferente.
Habían muchas cosas que nos unían, empezando por la edad y el signo del
zodiaco.
Y bueno, hace poco menos
de una semana, cumpliste años y eso solo puede significar un gran abrazo
virtual desde el Mediterráneo hasta la otra punta del Atlántico.
No tengo muchas amigas
por aquí en Blogger. En realidad soy muy tímida y, lo quiera o no, también lo
soy bajo el teclado. Por eso aprecio que me hayas aceptado, de verdad que sí.
Y aquí estoy yo, en clase
de Economía, tomando unos apuntes diferentes. Aunque para mí son más
importantes estos que las subidas y bajadas de la bolsa.
Y solo te pediré que no
me olvides, ¿vale?
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