jueves, 5 de diciembre de 2013

Las agujas solo giran hacia la derecha una vez


¿No te has sentido alguna vez como si el tiempo se te tirase encimas?

Sin sentido alguno, yo llevo sintiéndome así todos estos días. Siento como... como que las horas, los minutos se me pasan a la velocidad de la luz y que las cosas, ya sean buenas o no tan buenas; pues me siento incapaz de decir males, suceden demasiado rápido.

Últimamente siento una presión en el pecho cada vez que pienso en el tiempo. Cada vez que me doy más cuenta de que mi vida sigue una asquerosa rutina sin fin. Dando vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte.

Me paso los días esperando el fin de semana y, cuando llega, me doy cuenta de que en dos días la historia se volverá a repetir.

Me estoy cansando de encontrarme cayendo en un pozo sin fondo.

Y cuando me llega un momento de paz no se me ocurre otra cosa que mirar al reloj. Y el reloj me recuerda lo que debo hacer que no he hecho.

Me demuestra que sus agujas solo giran hacia la derecha una vez. Porque el segundo que estás viviendo ahora no va a volver. Porque nunca más será jueves 5 de diciembre de 2013 a las 22:52. Porque nunca serás mas joven de lo que eres ahora. Ni más de lo que lo eres un segundo atrás.

Es gracias a este constante malestar que me estoy dando cuenta de que no valoro mi vida lo suficiente. Que todo lo que hago lo hago por alguien, para alguien o gracias a alguien. ¿Alguna vez hice algo sin influencia de otra cosa? Incluso este escrito debe tener un fondo, aunque ahora no sea capaz de verlo.

El tiempo nos golpea a diario y pocas veces somos capaces de asimilarlo. Hasta que llega un día en el que te sientes feliz, realizada y, cuando te das cuenta de que siguen en tu interior malos recuerdos, ya estás hecha un ovillo en el suelo deseando ser una piedra y no sentir nada.

No digo que la felicidad no exista. Siempre esta ahí. Pero es corta y momentánea. A veces incluso la pasamos por alto, ¿no?

Escuchar esa canción que esperabas con ansias o oler las paginas de ese libro que esperabas leer de un momento a otro. Son cosas que te demuestran que la felicidad puede existir.

Pero el tiempo... ah, el tiempo. Mala hierba nunca muere, buen reloj nunca se detiene.

El frenético tic tac me condiciona la libertad de hacer lo que quiera. Pero no en el sentido rebelde. En hecho de poder detener un momento o rebobinar un recuerdo. Me pone nerviosa y siento que muero lentamente.

¿Es todo culpa del tiempo? Puede que no. Puede que yo también sea la culpable de no aprovecharlo.

Pero, si me buscas, estoy sentada junto a la angustia.




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